Fascitis plantar: ¿por qué me duele el pie al pisar?
La fascitis plantar aumenta durante el verano y después de este, debido sobre todo, al uso continuado de cierto tipo de zapatos, como chanclas o sandalias planas y sin sujeción.
Qué es la fascitis plantar
La fascitis plantar es una inflamación de la fascia plantar, el ligamento que atraviesa la parte inferior del pie y que conecta los dedos de los pies y el hueso del talón. Esta inflamación se produce cuando se sobrecargan las fibras de los tejidos de esta zona, lo que acaba provocando inflamación y dolor. La fascia está sometida a diversas tensiones producidas por el propio peso corporal y durante actividades deportivas como la marcha, la carrera y el salto. Si estas tensiones son excesivas pueden inflamar la fascia y provocar dolor, que aparece sobre todo al levantarnos por la mañana o después de un periodo de descanso.
Por qué la fascitis plantar es más común en verano
Según los expertos podólogos, entre las distintas causas de la fascitis plantar encontramos el uso continuado y frecuente de chanclas o sandalias de suela fina, un calzado con poca amortiguación y menos sujeción que hace que aumenten los casos de fascitis plantar durante el verano. Al ir en chanclas hay un aplanamiento de toda la planta del pie, lo que hace que la carga al andar no se reparta de forma proporcionada.
Cómo prevenir la fascitis plantar
La mejor cura para la fascitis plantar es la prevención. Por lo que hay que seguir estos consejos antes de la llegada del verano:
- Usar calzado ancho con un tacón de dos a cinco centímetros.
- Evitar calzados con poca suela, estrecha y sin agarre que obliguen a llevar los dedos de los pies en forma de garra.
- Priorizar el calzado que nos sujete bien el tobillo y el talón.
- Corregir el sobrepeso y la obesidad ya que el exceso de peso puede dañar la fascia plantar.
- Usar plantillas ortopédicas, si el experto podólogo lo considera oportuno, en el caso de que haya alguna alteración de la pisada.
- No caminar descalzos sobre terreno duro.
- Aplicar hielo sobre la zona dolorida tres o cuatro veces al día para ayudar a reducir el dolor y la inflamación.
Una manera de prevenir la fascitis es realizando estiramientos, por lo que es importante acudir al podólogo en caso de molestia y así nos pueda ayudar con un diagnóstico y ejercicios, tanto para prevenir la fascitis como para curarla.